miércoles, abril 24, 2024
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MATADERO LA EXPRESIÓN DE ARTE Y EMOTIVIDAD EN MADRID

Por: Jairo Aguilar

Hace unas semanas tuve la oportunidad de viajar a Madrid, España para visitar a mi novia y prometida; en esta ciudad, obtuve la dicha de conocer lugares asombrosos que se salen de lo típico del city tour propuesto. Particularmente, Matadero es un centro de residencia artística, que captó profundamente mi atención por su riqueza cultural e histórica, desde que entras en este lugar te encuentras conectado con la vida y te preguntas cómo guarda tanto brillo y color un espacio donde antes únicamente reinaba dolor y sufrimiento. Sin embargo, con los años, pasó al olvido y se sumergió en una transformación donde solo quedó el perfume nauseabundo, dejado por la sangre podrida en las piedras y arena, debido al sacrificio de miles de reses, provenientes de toda España. Durante mucho tiempo fue así, el imponente matadero de la ciudad, ubicado al lado del río Manzanares, zona ícono en la cual se desarrolló la industria de Madrid.

El día de mi visita a Matadero se estaba realizando la exposición ‘Corazón, pulmones, hígado’, la cual me impactó profundamente, compuesta por 24 artistas de diversas nacionalidades que, a través de su arte, te invitaban a pensar de forma clara y con la luz de la razón, permitiéndote, luego, entender en carne propia cómo dichos órganos cumplen una función vital: absorber y purificar el organismo para darle vida no solo al cuerpo, sino lograr establecer la mejor manera de pensar, mediante la respiración y los latidos del corazón. En esta muestra se vuelve fundamental mantener la mente pura, con el fin de hallar que somos seres humanos con múltiples memorias, muchas de ellas, llenas de dolor, angustia, tristeza, pero también, otras llenas de alegría y plenitud. Todo ello, visto desde los ojos del artista, en el caso de la exhibición ‘Corazón, pulmones, hígado’, lo pude interpretar como la subjetividad de un pueblo; que igualmente es la de un cuerpo, pues pensar con las entrañas en los tiempos que vivimos se convierte para estos maravillosos creativos en el poder de atravesar el corazón, los pulmones y el hígado, teniendo por objetivo sanar el alma.

Una vez ingresé a la exposición, me encontré con un mundo fascinante, gracias a una de los artistas de nacionalidad palestina de nombre Safaa Khateeb, quien plasmó de manera magistral un concepto visual que lograba cautivar a los asistentes de manera inmediata. Safaa, a través de una hermosa oración palestina, nos llevaba a ese profundo deseo de volver a los recuerdos de niñez y terminar así con el dolor. El video que acompañaba la muestra de arte estaba compuesto por la plegaria, mientras proyectaba a una mujer orando, cubierta con una sábana de pies a cabeza. La sensación que producía era melancolía, la voz era dulce, pero a la vez, contenía mucho sufrimiento, era tan profunda que lograba transmitir y revivir ese pasado que ya no está, junto a un futuro que únicamente puede ser real después de su muerte; donde solo será posible en el encuentro con su dios en el templo que fue destruido por aquellos que los despojaron y reemplazaron su identidad cultural y religiosa; aquellos que no pudieron acabar con su esencia, pero que sí dejaron un profundo dolor en el alma. Cada palabra de la oración la vivías como si fuera tuya, te seducía con su voz y te conectabas con su respiración; recuerdo estar sentado y sentir unas ganas profundas de abrazar a aquella mujer, pues pienso que al mundo lo pueden salvar solo las almas sensibles.

La exhibición continuaba con la creación de un artista español, en ella, proyectaba un video del río Manzanares de Madrid en los años 70, las imágenes evocaban nostalgia, pero también esperanza de recuperar su cauce y grandeza; el concepto de su obra igualmente era auditivo, te colocabas unos audífonos y podías escuchar cómo el sonido de la naturaleza podría todavía opacar el mundo gris de la ciudad. Quedé impactado, porque quienes hacían comentarios de esta parte de la exposición eran los adultos mayores a sus hijos y nietos; viajaban en los recuerdos, embelesados con la imagen que proyectaba la pantalla, teniendo el profundo deseo de volver a tener lo que la modernidad les arrebató, permitiendo entender que solo la reactivación de los sentidos puede penetrar profundamente las añoranzas del corazón.

Visitar Matadero se convirtió para mí en una experiencia inolvidable, facilitándome entender que somos capaces de adaptarnos a los cambios que hoy necesita el planeta; Matadero es el punto de cierre que comienza con el proyecto ‘Madrid río’, muy parecido a aquellos que actualmente buscan nuevamente darle la cara a lo real, a lo que en verdad importa, a la naturaleza y la vida, este es el nuevo entretenimiento. El plan que más se acerca en Colombia es el Gran Malecón en Barranquilla, con su infraestructura que bordea al río y de la que se desprenden muchos espacios de cultura; en Madrid, este termina en Matadero, llegar allí significa conocer cómo la vida venció a la muerte, que en cualquier lugar, donde haya luz, siempre es posible retirar las sombras; la humanidad está despertando, las personas están volviendo a la esencia y lo real. Tener la posibilidad de conocer la exposición ‘Corazón, pulmones, hígado’, fue el complemento perfecto en aquella bonita mañana, llevándome a anhelar que todas estas ideas e infraestructuras confluyan en mi tierra, además de poner en práctica lo aprendido y vivido; entendiendo este nuevo mundo, el cual requiere todo lo hermoso, bello y puro de tus entrañas. ¡Namasté!

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