jueves, marzo 28, 2024
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SALUDOS, MENCIONES Y EXPRESIONES EN EL VALLENATO: LA CRONOLOGÍA DE UN SENTIR POPULAR

POR: GISELLE DE HOYOS

En los inicios del género vallenato se contaban historias o experiencias de la comunidad, dirigidas a quienes pudiera interesar, un recurso muy bien empleado por parte de los juglares, maestros del verso y el acordeón, que narraban un acontecer y lo divulgaban por todo su territorio, hasta el punto de ser ellos los portavoces de las noticias. En su mayoría analfabetas o ágrafos, tenían la gran facultad de transmitir los mensajes certeros, con los que se identificaba la comunidad.

Para la década de los 40, los juglares empezaron a expandirse, mediante las primeras grabaciones fonográficas y, al mismo tiempo, los testimonios de sus personajes; tal es el caso de ‘Compae Chemo’, con quien Alejo Durán se disculpa por no haber llegado a su fiesta cualquier 2 de enero; o las mentiras de ‘El mago del Copey’, compuesta por Luis Enrique Martínez, quien describe a un personaje del pueblo que se valía de sus “poderes sobrenaturales” para engañar a las mujeres. Estas historias son apenas 2 ejemplos de la riqueza en argumentos contenidos en un género popular que se inmortalizó en todo el Caribe colombiano.

NACIMIENTO ESPONTÁNEO DE LOS SALUDOS

Los juglares eran hombres del campo que labraban la tierra, algunos macheteros o aserradores que trabajaban en fincas y pertenecían a la cultura popular, muy alejada de la élite. La función cultural que cumplían era la de llevar cargado su acordeón e ir por los pueblos cantando sus composiciones, muy asociadas a su admiración por la naturaleza, o dejando mensajes en cada provincia que visitaban. En este contexto, los saludos en el vallenato hacen parte de la tradición, que tiene su origen en una expresión de afecto hacia las personas mencionadas; con el pasar del tiempo, el significado de este gesto fue mostrando otra connotación, ya que ser nombrado en una canción se convertía en sinónimo de reconocimiento público.

Al terminar sus labores cotidianas, los juglares tomaban el acordeón y empezaban a construir música; las creaciones nacidas de su ingenio eran de mucho agrado para los hacendados, quienes prometían regalos, especialmente, cuando sus nombres figuraban en las canciones. Aquí, entra en juego también la figura del mecenas, aquel poseedor de riquezas y tierras, que admira y reconoce las expresiones artísticas y a sus actores, a través de apoyos, generalmente, en especie. Ellos, en contraprestación por las menciones, daban a los artistas vallenatos novillas y acordeones, siendo estos los más comunes para la época en la que los saludos empezaban a tomar auge.

La canción ‘El hachero’, compuesta por Nicolás Maestre, se refiere a Rafael Barrera, un campesino pobre, “corazón de roble, manos empedradas, con voluntad férrea, moja el campo con sudor”. El tema, cantado por Armando Moscote, es la prueba fehaciente de que, en sus inicios, esos personajes que nutrían el canto vallenato no ostentaban riquezas, eran composiciones con dosis de inocencia y espontaneidad, la identificación de los campesinos con una realidad propia y colectiva.

Una posible explicación de los escasos saludos en los inicios de las grabaciones es dada por William de la Rosa Camargo, director Artístico y de Contenido del Sistema Cardenal, emisora que suena vallenato; indicando que en los “años 60, 70 y 80, eran saludos de corazón por parte de los artistas”; además, por ser muy cortas las canciones, no era común escucharlos. Sin embargo, las menciones o expresiones son también una forma de saludar, porque eran una suerte de glosas; por ejemplo, en la canción ‘Fortuna y desdicha’ de los Zuleta, hay una expresión que ellos cantan: “¿Por qué cantas así Poncho? ¡Por sentimiento compa, por sentimiento!” Como si fuera un verso de la canción, se convierte también en un atractivo que la gente disfruta. Dicha característica está muy bien marcada en el Negro Alejo, quien tenía su sello para interpretar, tocar el acordeón y escribir sus letras, pues el que escuchaba sus canciones inmediatamente lo identificaba.  

Julio Oñate, en su libro ‘El abc del vallenato’, expresa que esta singular característica, la de “enunciar un breve mensaje al margen de una canción, es simultáneamente el testimonio de amistad y muestra del ingenio de algunos de los miembros del conjunto vallenato”. Sin embargo, en otros casos, los saludos o menciones son el producto de intereses comerciales, pues, desde que se descubrió que este gesto era una “mina de oro”, se debía pagar cierta suma de dinero al artista.

EL FENÓMENO DIOMEDES DÍAZ

Para mediados de los años 70, un joven nacido en La Junta, que se superó con gran esfuerzo y que, sin duda, estaba respaldado por un talento invaluable para la interpretación, se convirtió en el Cacique de La Junta. Diomedes Díaz es conocido como uno de los cantantes que más saludó en sus temas; con más de 30 álbumes grabados, que en sus inicios fueron apoyados económicamente por personajes cercanos, y el posterior desarrollo vertiginoso de la industria musical colombiana, lo convirtieron en una de las voces icónicas del vallenato. Para entonces, era una moda ser saludado en un vallenato y si era de la voz del artista más sonado del momento, no escatimaban en gastos para que su nombre se escuchara en las canciones.

No se sabe cuántos saludos hay en el vallenato y encontrar la cifra exacta tomaría mucho tiempo, pero se normalizó tanto en el imaginario popular, que algunos opinan que una canción sin saludo se siente rara, como un jugo sin azúcar, para aquel que le gusta el dulce. Hay saludos que son cantados, otros coreados; estos, por lo general, son los que más pegan. Asimismo, los verdaderos seguidores de la música de acordeón, se aprenden la canción con todas las “arandelas” que pueda tener, en especial, si son esos saludos entusiastas que tienen un sello particular. Detrás de cada mención hay una historia, nombre y apellido, esa suerte de pie de página en un tema que es, sin duda, el sentir del folclor, la animación que da vida a un género, el cual, desde siempre, ha enaltecido las costumbres de un pueblo.

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